Las conclusiones de la Cumbre de Barcelona han quedado plasmadas en la Agenda de Barcelona, un documento político que recoge recomendaciones y propuestas y que constituye una auténtica "hoja de ruta" para el municipalismo europeo en un futuro próximo. Este documento pretende ser tomado en consideración por la Unión Europea y por sus Estados miembros, en el nuevo escenario que representa el Tratado de Lisboa.
La Agenda califica a las ciudades como “principales motores de desarrollo económico y de la innovación”, y añade que son éstas las que concentran los empleos, la empresas, las instituciones de enseñanza superior e investigación, los servicios y las redes sociales y culturales, necesarios para la calidad de vida y la cohesión social.”
En materia de Innovación política europea, el texto subraya que Europa necesita “reinventarse” y en ese proceso, los actores locales están llamados a jugar un papel insustituible: el de la legitimidad, eficacia y visibilidad del funcionamiento comunitario, que estarán garantizados si los Entes Locales actúan como verdaderos socios –no como simples intermediarios-.
Por lo que se refiere al capítulo de crecimiento y sostenibilidad, puntualiza que Europa debe avanzar en economía del conocimiento basado en el desarrollo sostenible, invertir en acciones vinculadas al desafío ecológico, y aumentar la competitividad de la sociedad; en todos estos empeños, la labor municipal es igualmente insustituible, y las ciudades son el espacio en el que se ha de concretar un modelo de crecimiento más respetuoso con las exigencias medioambientales y la cohesión social.
Finalmente, sobre gobernanza y ciudadanía activa, el texto señala que la nueva gobernanza apunta a la coordinación entre agentes políticos y sociales, cooperación y horizontalidad: en este marco, el ámbito local ofrece a Europa “una campo experimental para probar nuevos conocimientos cooperativos y formas innovadoras de articular liderazgo”. La Agenda apuesta por las redes de cooperación, en la medida que aumentan la capacidad de los Gobiernos Locales.
El texto finaliza con una máxima en la que indica que “En la Europa del Siglo XXI, la del Tratado de Lisboa, los valores de democratización dependen mucho de que los europeos seamos capaces de configurar una mejor gobernanza local que optimice la prestación de servicios, la planificación territorial y la participación ciudadana”.
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